Se puede alcanzar fluidez en un idioma, como el inglés, a través del estudio, ya que es una excelente manera de aprenderlo, pero puede ser difícil encontrar tiempo y recursos para hacerlo.
Además, algunos critican este enfoque para aprender un idioma, argumentando que estudiarlo es tratarlo como una ciencia, como la matemática, centrado en aprender sus reglas, gramática y lingüística en general.
La inmersión es otra forma de lograr fluidez y aprender bien un idioma, que implica experimentar el idioma directamente en acción, en situaciones de la vida cotidiana.
Es una forma más intuitiva, natural y sensible (aunque algunos sostienen que no es tan consciente como el estudio), en la que te sumerges en el idioma y la cultura de la lengua objetivo y te encuentras inmerso en ella.
Sumergirte en inglés puede ser más fácil que estudiarlo porque es más directo y las experiencias se vuelven muy memorables y significativas. Eso lo hace atractivo y, por ende, efectivo, ya que la conexión emocional es inmediata.
Con la inmersión, uno está constantemente aprendiendo sobre la cultura, escuchando música, viendo películas, leyendo libros, conversando e interactuando.
Según muchos instructores y expertos, todo esto ayuda a dominar el inglés más rápido, logrando fluidez en el idioma de manera más efectiva que al estudiarlo.